Comunitario. El trabajo comunitario en el aula para desarrollar el aprendizaje cooperativo y altruista en el estudiante
ABSTRAC
El presente artículo El trabajo comunitario en el aula para desarrollar el aprendizaje cooperativo y altruista en el estudiante, constituye una propuesta para que maestras, maestros o docentes de la educación superior puedan cambiar sus prácticas educativas en un sentido en el que se fortalezca las conexiones sinápticas de aquellas podas perdidas en la infancia. El artículo trata precisamente de la recuperación del aprendizaje cooperativo y altruista que desarrolla el recién nacido pero que a una edad inexacta lo pierde. La recuperación y fortalecimiento se basa en el conocimiento y práctica del trabajo comunitario practicada en la escuela de Warisata y en los nuevos conocimientos del trabajo en equipo.
INTRODUCCIÓN
El presente artículo El trabajo comunitario en el aula para desarrollar el aprendizaje cooperativo y altruista en el estudiante, tiene por objetivo implícito fortalecer las prácticas del aprendizaje cooperativo y altruista por medio de la organización y el trabajo comunitario para recuperar las podas sinápticas (cooperativo y altruista) perdidos en la niñez.
Para este cometido se comenzará con una breve explicación de problema de la poda sináptica para comprender que es una poda. Posteriormente se hablará sobre la organización del aula en secundaria como en la educación superior, para luego pasar a la experiencia de la educación de Warisata como prueba de que se puede desarrollar una educación cooperativa y altruista. Para reforzar, se mencionará la necesidad de una educación del Ser, en su dimensión de los valores, ya para terminar la parte del desarrollo se dará una idea básica del trabajo cooperativo y altruista tomando en cuenta la formación de grupos o equipos.
Para concluir, se mencionara la tesis de la misma investigación.
EL TRABAJO COMUNITARIO EN EL AULA PARA DESARROLLAR EL APRENDIZAJE COOPERATIVO Y ALTRUISTA EN EL ESTUDIANTE
- Breve apertura al problema de la poda sináptica
Según los estudios de la neurociencia, existe en el proceso de desarrollo de la cooperación y el altruismo, un periodo en el que estos aprendizajes cooperativos y altruistas son eliminados de nuestro conocimiento o forma de ser. A esta eliminación, los neurocientistas lo denominaron poda sináptica, Laura (2016), explica este proceso de poda sináptica de la siguiente manera, dice que, al nacer, el número de neuronas no experimenta un cambio importante, pero se empiezan a crear nuevas conexiones entre neuronas (sinaptogénesis). A los pocos meses, ya se tienen muchas más conexiones (sinapsis) que las que existen en un cerebro adulto. A esta creación de sinapsis, le sigue otra etapa de destrucción de las sinapsis que no se usan y fortalecimiento (mielinización) de las que sí se usan. Este fortalecimiento hará que las conexiones que queden sean más veloces y eficaces. En otras palabras, las sinapsis que no se usen en un tiempo determinado quedarán eliminados y para ser activados o desarrollarlos nuevamente se tendría que hacer un proceso de aprendizaje de la misma.
Cabe mencionar y aclarar que la eliminación de las sinapsis que no son adaptativas no sólo es el de la cooperación y el altruismo, es decir, que todo aquel conocimiento no reforzado, simplemente se pierden. Ahora bien, como dice Huttenlocher (1994), “la eliminación de las sinapsis ocurre en el mismo momento en que emergen las diversas funciones cognitivas”. En otras palabras, Huttenlocher, habla de por así decirlo sobre la madurez cerebral. Y esta madurez se da a partir de los periodos de la pubertad hasta la finalización de la adolescencia.
En consecuencia, es justo en esas edades (pubertad y adolescencia) donde se experimenta más conductas de individualismo y falto de generosidad. Por lo tanto, los maestros al conocer el problema sináptico deberían aplicar más bien prácticas de aprendizaje en el que puedan desarrollar las sinapsis de la cooperación y del altruismo.
- La organización del aula
En nuestro sistema educativo regular y superior, la organización del aula básicamente es (exceptuando inicial y primaria) vertical, existe el docente que dicta la clase magistral y el estudiante que escucha la clase. Las aulas generalmente son espacios reducidos, en el que la organización de los asientos es por filas y una tras otra. Los asientos son individuales, es decir, que sólo permite el trabajo individual. Como dice Ana Cabeza (2011), la individualización del proceso de enseñanza‐aprendizaje ha de contemplar el estilo de aprendizaje, las peculiaridades y capacidades de cada ser humano. Lo que Ana Cabeza, quiere mencionar es que la formación en el aula es individual. Esta individualización se lo desarrolla, incluso en la universidad. Y como así crudo es la formación del individuo, pues en ese proceso de formación, se pierde el desarrollo y el fortalecimiento de la cooperación y el altruismo. Por eso, se tiene en las aulas estudiantes individualistas, ya que incluso los trabajos de investigación son de tipo individual. La idea de cooperación se difumina. Esta formación individualista empieza a partir de la educación secundaria en el que se tiene un docente por materia.
En esta formación individual, los trabajos de grupo y de equipo se ven en conflicto, porque inconscientemente afloran las competencias de medición y las conductas de egoísmo y de frialdad. Los grupos no tienen esa organización natural de equipo sino una organización artificial y obligatoria.
En síntesis la cooperación en secundaria como en la educación superior no es espontánea sino más o menos obligatoria con tintes de respeto y compañerismo.
- Warisata y el trabajo comunitario-cooperativo
Sin duda, la experiencia de Warisata, nos ha mostrado caminos ejemplares de una educación cooperativa y altruista, más allá de su educación liberal y para los indios.
La experiencia de Warisata no estaba fundamentada en los principios de la neuroeducación ni de los fenómenos cognitivos como los que se estudia en educación superior y posgrado de la formación profesional. Pero qué hace a Warisata un modelo de experiencia en el trabajo comunitario, cooperativo, de solidaridad o generosidad. Muchos autores, entre ellos el mismo Elizardo Pérez mencionó que era propio del indio, que estaba en su naturaleza ser cooperativos. Entonces, siendo así, por qué no estudiar su naturaleza cooperativa.
Si hacemos un estudio enfocado a los sistemas de organización con el que trabajaron Avelino Ssiñani y Elizardo Pérez, encontraremos quizá la clave para que en la educación actual se trabaje el sistema cooperativo y así solucionar el problema de la poda sináptica, en especial en los temas para esta investigación.
Para comprender el sistema de organización comunal-cooperativo, citaremos a Yvette Mejía (2017), quien da una idea básica de la organización y producción comunal:
Organización comunal
El autogobierno y organización del núcleo de la Escuela y el Ayllu o de los otros 16 núcleos, lo ejercía el Consejo, Parlamento Amauta, Cabildo o Capitanía, con férrea, honrada y disciplinada dirección logrando el éxito en cada una de sus sabias decisiones; instituciones que recordaban la Ulaqa ancestral, válidas tanto para el oriente como el occidente. Una asamblea comunal elige representantes por consenso, formando un Consejo Administrativo, a su vez se desprenden las Comisiones, que ejercían prácticamente el mandato, y ambas son articuladas por un Director. Su gestión se realiza por prestigio y en retribución a la Comunidad, ésta última como sustrato de la Escuela.
Producción Comunal
La estrategia educativa productiva del Aula, Taller, Sembrío, Ayni y Ma Ch ́amaki, (Un solo esfuerzo) desarrolló industrias, cooperativas, ferias y empresas agropecuarias, dirigidas al autoabastecimiento mejorando las condiciones y calidad de vida. Es de preguntarse qué no tenían, pues sus despensas estaban siempre llenas, ya que en los talleres y sembradíos se producía de todo, no sólo cosas utilitarias, -ya que el Palacio de la educación salió íntegramente de los materiales de la región (Mejía, 2017: 3).
De la cita rescataremos la importancia de la organización y cumplimiento de sus funciones, pero además, el prestigio y retribución. Para que se dé un trabajo cooperativo, la experiencia de Warisata nos enseña que es importante la organización, es decir, el elegir a los representantes. Pero estos representantes no son elegidos por amistad, familiaridad o algún discurso político, sino porque los representantes primero son personas ejemplares (de prestigio), segundo, son elegidos para servir a la comunidad y no así para ser servidos u obtener algún beneficio, entonces, aquí se encuentra el sentido de altruismo. Como dice el propio Elizardo Pérez:
El hombre que se educaba en Warisata estaba llamado a servir a la colectividad para que ésta le retribuyera sus servicios en forma de amparo y estímulo. Tales principios no eran importados de ideología alguna, sino que brotaban de la entraña misma del pueblo aymara; estaban en su sangre y en su mente, y por eso tales formas de trabajo surgían tan fácil y espontáneamente, adecuándose a nuestras necesidades y al modo de ser de los indios. Sobre todo, en lo agrario, los aynis, que mantenían inclusive su nombre, eran la cosa más corriente, y al final la escuela, con sus seccionales, conformaba la antigua marca que trasunta en todos sus aspectos la forma cooperativista de trabajo. Y con la jatha y la ulaka tantas veces citadas, ya teníamos el cuadro completo de la ancestral organización económico-social de los antiguos pobladores aymaro-quechuas. Sólo por esto ya era altamente meritoria la labor de la escuela. Aleccionados por tan formidable organización, hubimos de pensar en aplicarla a todas nuestras actividades. Por ello las disciplinas cooperativistas empezaban con el jardín infantil, recorrían las secciones prevocacional, vocacional, profesional y de adultos, para llegar a la totalidad del pueblo llevándole su ayni bienhechor traducido en atención sanitaria, distribución de medicinas, amparo a los necesitados, consejos, nuevos cultivos, sementales, mejoras en la vivienda y en fin todo cuanto necesitase el hogar campesino. En suma, la escuela era una gran cooperativa de producción y de consumo, en la cual primero se cumplían las obligaciones y después se exigían los derechos. Al que se mantuviera remiso a tal sentido de cooperación, la comunidad lo aislaba tanto como el alumnado sancionaba al niño remolón o indisciplinado (Pérez, 2015: 2007-2008)
Es esa idea de cooperación natural o corriente, la que se practicaba en la escuela de Warisata como deber comunitario. En otras palabras, ejercitaban el aprendizaje cooperativo y altruista. Esta manera de trabajar en secundaria como en la educación superior sería una forma de recuperar las podas cognitivas en el campo cooperativo y altruista.
- Desarrollo del ser
Dentro de la dimensión del Ser, se encontraría el aprendizaje cooperativo y altruista. Esta dimensión en la actualidad, no se está desarrollando como tal, simplemente se valora algunas actividades relacionadas a esa dimensión, pero la adquisición de ese aprendizaje o desarrollo del Ser es negativo. Por eso, en el aula aún se aprecia la desconfianza, el egoísmo, la falta de cooperación y altruismo, la impuntualidad, la falta de cuidado de la naturaleza, entre otros.
“El cerebro del ser humano, está compuesto prevalentemente por áreas no comprometidas, disponibles para el desempeño y funciones que adquiere a través de la formación familiar y social” (Martínez, 2009: 120). Es esta formación familiar y social la que se debe poner énfasis en el desarrollo de la dimensión del Ser. Dentro de la dimensión del ser como dice Martínez, debería ingresar el aprendizaje neorofisológico, aprender a conocerse físicamente, el desarrollo cognitivo, la inteligencia y creatividad, el desarrollo y conocimiento de psicológico, afectivo y social, el desarrollo moral, ético y de valores y por último, el desarrollo vocacional y profesional. Estos componentes de la dimensión del Ser, tienen en su interior otros indicadores a desarrollar, como el caso del aprendizaje cooperativo y altruista que se encontraría en la dimensión de lo moral, ético y de valores que debería desarrollar toda persona. Sin embargo, la pregunta del millón es por qué se deja de desarrollar. Quizá la respuesta se encuentre en la individualización del aprendizaje. Que la educación actual valora o evalúa de forma individual al estudiante y por lo tanto lo cooperativo y altruista desaparece.
- Desarrollo de la cooperación y el altruismo
Recuperar la poda cognitiva del aprendizaje cooperativo y altruista en los estudiantes de secundaria como en la educación superior, requiere de las prácticas cooperativas. En este entendido lo primero que se debe hacer es comprender el sentido de cooperación, Johnson y Holubec en Antonio Fraile Aranda (2008), dice que “la cooperación consiste en trabajar juntos, unos con otros, para alcanzar objetivos comunes. Por tanto, a través del aprendizaje cooperativo los estudiantes procurarán obtener resultados que sean beneficiosos para todos los miembros del grupo”.
La primera razón para desarrollar las competencias cooperativas y altruistas es que por un lado el aprendizaje cooperativo disminuye las competencias individualistas, y por otro lado, ayuda a desarrollar la intercomunicación o la comunicación propiamente dicha. Entonces desarrollar las actividades grupales o de equipo tiene por así decirlo varios beneficios, pero máximo beneficio, que la mayoría de los maestros no saben, es que el estudiante al practicar la cooperación estaría recuperando la poda cognitiva del aprendizaje cooperativo y altruista que al pasar al nivel secundario y superior se va perdiendo definitivamente. Por lo tanto, recuperar ese aprendizaje sólo se dará por medio de la práctica o las actividades cooperativas.
El maestro o docente no debe olvidar la necesaria organización para el caso del trabajo cooperativo y los beneficios del amparo y estímulo de los mismos, según la experiencia de Warisata. Estas prácticas de cooperación fortalecerán las conexiones sinápticas.
Para tener una idea del trabajo cooperativo o como trabajar de manera cooperativa, tomaremos la idea de Slavin, quien distingue tres estructuras básicas para el desarrollo de la actividad cooperativa: “la estructura de la actividad, de la recompensa y de la autoridad” (Linares, 2017: 3).
La actividad de la cooperación requiere de ciertas características para tener una idea del cómo desarrollarlo, primero, en relación a la actividad, tener la idea del número de componentes, distribución de funciones o responsabilidades, y por su puesto la duración del grupo, que debe ser más o menos extenso para que se puedan conocer. Segundo, la recompensa es saber sobre los objetivos y beneficios para el grupo y la adaptación del currículo para el grupo como interiormente de manera individual. Tercero, la estructura de la autoridad, toma en cuenta el protagonismo individual como de forma grupal, pero además la participación de cada integrante de manera democrática y por último, necesariamente debe haber al interior de cada grupo la formulación normas o reglamentos, de estímulos y castigos al cumplimiento y a la falta de responsabilidad individual como grupal.
Si por lado existe la organización para el trabajo cooperativo del grupo o equipo, no se debe olvidar el papel o rol del maestro en este trabajo. El docente debe ser ante todo un líder y además cumplir con las siguientes funciones que nos da Linares (2017): especificar objetivos, seleccionar el tamaño del grupo, organizar la clase, específicamente para el trabajo en grupos, proporcionar los contenidos y materiales, observar las interacciones y orientar a los grupos y por último, evaluar los trabajos o actividades grupales.
Sin duda, aplicando estos conocimientos de organización grupal según Emilio Linares y Elizardo Pérez con la escuela de Warisata, se podrá desarrollar de manera efectiva el trabajo cooperativo y altruista para fortalecer las conexiones sinápticas y recuperar las experiencias perdidas con las podas en una edad de la infancia.
En conclusión, se debe aplicar el conocimiento del trabajo comunitario de los pueblos originarios, ya que ellos son los que de manera natural han desarrollado el trabajo cooperativo, sin embargo, los conocimientos del trabajo en equipo también deben ser utilizados como complemento a las acciones cooperativas y altruistas.
Bibliografía
Cabeza, Ana (2011) Pedagogía magna. Recuperado el 22 Jun. 2017, desde www.pedagogiamagna.com
Fraile Aranda, Antonio. (2008). El aprendizaje cooperativo como metodología para el desarrollo de los ects: una experiencia de formación del profesorado de educación física. Revista Fuentes. Volumen 8.
Huttenlocher, P. R. (1994). Synaptogenesis in human cerebral cortex. New York: The Guilford Press.
Laura. (2016). La “Poda Sináptica”. Adolescencia. Recuperado el 23 Jun. 2017, desde http://www.mistrucosparaeducar.com/2016/10/10/la-poda-sinaptica-adolescencia/
Linares Garriga, José Emilio. El aprendizaje cooperativo. Recuperado el 22 Jun. 2017. http://www.um.es/eespecial/inclusion/docs/AprenCoop.pdf
Martínez Miguélez, Miguel. (2009). Dimensiones básicas de un desarrollo humano integral. Universidad Bolivariana.
Mejía Vera, Yvette. Warisata. El modelo de ayllu. Recuperado el 22 Jun. 2017 http://www.katari.org/pdf/warisata.pdf
Pérez, Elizardo. (2015) Warisata. La Escuela – Ayllu. La Paz – Bolivia.
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